Radiestesia y Geobiología
En la Edad Media, la Radiestesia se utilizaba en la búsqueda de aguas, minas y tesoros. En nuestros tiempos, su aplicación abarca áreas tan diversas como la Arqueología, la Medicina, la Agricultura y también la Geobiología.
La Radiestesia es la capacidad psico-física del ser humano para obtener información oculta de cualquier ámbito de la realidad por medio de instrumentos. Los más conocidos son el péndulo, la horquilla en forma de “Y” y las varillas con forma de “L”.
Su uso más frecuente es el de localizar agua en un terreno y ubicar las redes telúricas (las redes Hartmann, redes Curry, redes Peyré) así como cualquier alteración geopática (fallas geológicas, pozos, cavernas), energías remanentes de antiguos habitantes, o de acontecimientos traumáticos vividos en ese lugar, etc.
Es especialmente útil en el campo de la terapia, para testar y obtener información sobre las enfermedades o el estado completo a varios niveles de la persona. Incluso puede utilizarse para encontrar objetos, localizar minas, etc.
En el ámbito de la Geobiología, la Radiestesia se aplica sobre todo en los lugares donde habitan o trabajan las personas para detectar geopatías. Consiste en buscar los “buenos sitios”, lugares libres de energías potencialmente geopatógenas. evitando el síndrome del edificio enfermo y la subsiguiente consecuencia en desequilibrios y malestar de las personas que ocupan ese espacio. En definitiva a través de la Radiestesia se podrá determinar qué lugares garantizan mejor el desarrollo armónico de la vida.
Este fin de semana, hemos participado en un curso intensivo de formación en Radiestesia Zahorí, impartido por José Luis Martos.
La parte teórica ha resultado muy amena, interesante y fácil de entender. En la parte práctica, cuando menos sorprendente, hemos podido comprobar sobre el terreno varias técnicas estudiadas.
Una experiencia constructiva, nuestra intención era mejorar la técnica para la localización de pozos y detección de corrientes de agua y su dirección, y hemos aprendido mucho más. Deseando ponerlo en práctica.
Desde aquí nos gustaría agradecer a José Luís Martos, Pedro Armendáriz y Pedro Garro su dedicación, apoyo y consejos ofrecidos durante el curso.